Y eso me lleva a mi curiosa experiencia con el vídeo de la conferencia de
Sir Ken Robinson en
TED.
¿Pueden los vídeos revivir en el ciberespacio?
Parece ser que sí. Allá por abril de 2008 publiqué en la Red Internet en el Aula el vídeo original. Durante algunos meses fue uno de los vídeos más visto y comentado en la red. Al encontrar la transcripción, me animé a traducirlo, con la ayuda de mi amiga Yolanda, y en junio publicamos el vídeo subtitulado «¿Matan las escuelas la creatividad?» , y aumentó más su difusión.
En enero de este año, lo incluí de nuevo en mi reciente post Creativity and Innovation : European year 2009 y el vídeo revivió. Así que lo he vuelto a ver de nuevo en muchos más sitios:
– Zibereskola -17 enero 2009- Educación y creatividad
– Mikel Agirregabiria -17 enero 2009- Educación y creatividad
– e-learning, conocimiento en red y web colectiva -19 enero 2009- Pedro Villarrubia: Traducción de ¿matan las escuelas la creatividad?
– TICágora Gran Capitán -19 enero 2009 – ¿Matan las escuelas la creatividad?
– La aldea irreductible -23 enero 2009- ¿Matan las escuelas la creatividad?
– Nadando por la Vida -26 enero 2009- Mientras no estoy… conferencias os doy
– La Bitácora de Aníbal -1 febrero 2009- ¿Matan las escuelas la creatividad?
– Un Docente Decente -2 febrero 2009- Creatividad y escuela
– PL SEGOVIA -2 febrero 2009- ¿MATAN LA CREATIVIDAD LAS ESCUELAS? DE TV
Ante todo, agradezco a quienes nos citaron, a quienes compartieron, y a quienes comentaron. Nunca es mal momento para hablar de cambio y creatividad. Por ello, y animado por este éxito, me he atrevido, aunque el inglés no es lo mío, a traducir ese último artículo de Sir Ken Robinson, que reproduzco a continuación. Les ruego disculpen las posibles inexactitudes en la traducción. Quien así lo prefiera puede acudir al texto original, «Transform Education? Yes, We Must». Gracias.
Transformar la educación? Sí, debemos
Ahora que los nuevos miembros del 111º Congreso estarán deambulando por el edificio en busca de sus despachos y armarios, puede que se sientan algunos de ellos como en su primer día de escuela. Deberían mantener esa sensación. Uno de los mayores retos a los que se enfrentan es mejorar la educación norteamericana. Teniendo en cuenta la recesión, la situación en Oriente Medio y el estado general del planeta, la educación no estará, probablemente, entre su lista de tareas prioritarias. Seré breve. La transformación de la educación tiene que estar en la raíz de todo lo que la nueva administración espera alcanzar, y nada de lo que haga a corto plazo será sostenible sin ello.
El Presidente electo Obama sacudió a la nación con una promesa de cambio y de renovación del sueño americano. Estoy seguro que él sabe que ese sueño tiene que cambiar. El futuro del sueño americano no es ese coma materialista que Edward Albee parodió en la década de los sesenta, del que ahora estamos recibiendo la factura. Tiene que ser el gran soñar despierto de gente como Martin Luther King, una apasionada visión de la igualdad social y de la iniciativa personal, de la responsabilidad económica y del respeto cultural. Realizar ese sueño significa pensar en forma radicalmente diferente acerca de nosotros mismos y nuestros hijos, acerca de nuestras relaciones con la tierra y sobre los miles de millones de personas que se aferran a ella con nosotros.
Todo esto es obra de la educación. No del tipo de educación que tenemos ahora. El actual sistema ha sido diseñado para la industrialización del siglo XIX y el sobrecalentamiento es su peligroso camino. La reforma de la educación no es suficiente. La verdadera tarea es la transformación. Los Estados Unidos necesitan urgentemente sistemas de educación que vivan y respiren en el siglo XXI. Esta es una gran tarea y no se puede aplazar.
Mi familia y yo nos mudamos a Estados Unidos hace casi ocho años. Antes de mudarme recuerdo haber oido decir que los estadounidenses no son capaces de usar la ironía. Yo nunca creí eso, pero tuve la prueba de que no era cierto, cuando me encontré con la ley de educación, “No Child Left Behind”, “Que Ningún Niño se Quede Atrás”. Quien pensó ese titulo fue claramente irónico. El hecho es que esta legislación, en realidad, deja a millones de niños atrás. Desde luego que no sería un nombre muy atractivo para un proyecto de ley de educación llamarla «Millions of Children Left Behind»»Millones de niños se quedarán atrás» pero está más cerca de la verdad y sería menos irónico.
El Presidente electo Obama ha dicho que la NCLB fue bien intencionada, y lo era. Dijo también que uno de los principales problemas en su aplicación ha sido la falta de fondos federales, y así ha sido. Pero sabe también que les problemas con la ley NCLB son mucho más que dinero. La principal premisa de todo ella está profundamente viciada. Se basa en la fatal idea de que para afrontar el futuro en las escuelas sólo se tiene que hacer mejor lo que ya se hizo en el pasado: simplemente tiene que volver a lo esencial y elevar los estándares. Escuelas, y responsables políticos, deberían volver a lo básico. Se deben elevar los niveles también. ¿y por qué bajaron? ¿y qué es ahora lo básico y qué estándares o niveles deben aplicarse?
Ya he dicho que la premisa de la ley es deficiente. En realidad hay tres premisas equivocadas. En primer lugar, la ley NCLB promueve una catastrófica y estrecha idea de la inteligencia y de la capacidad El resultado es un terrible desperdicio de talento y motivación en un sinnúmero de estudiantes. En segundo lugar, se confunde la normalización con las normas. El resultado es que las escuelas de todo el país se están convirtiendo en tristes y homogeneizadas. Y en tercer lugar, se asume que la educación se puede mejorar sin la creatividad profesional y la pasión personal de los docentes. El resultado es que muchos buenos maestros abandonan unos centros que necesitan urgentemente que se queden. Y todo esto está llevando a Norteamérica a detenerse en un mundo que se mueve más rápido que nunca.
Para enfrentarse al futuro, Estados Unidos necesita celebrar y desarrollar los diversos talentos de todos sus ciudadanos, jóvenes y viejos por igual. Es necesario cultivar la creatividad y la innovación, sistemáticamente y con confianza, en las empresas, en la cultura, y en la reconstrucción de las comunidades postindustriales. Es necesario proporcionar liderazgo dentro y fuera promoviendo formas más profundas de comprensión cultural y de cooperación. Estos son los verdaderos fundamentos. Algo básico para ello es tener un punto de vista diferente del talento humano, de la capacidad, y de las condiciones reales en las que la gente prospera.
Siempre me sorprendo de cómo muchos adultos no tienen ni idea de cuáles son sus verdaderos talentos, o de si acaso poseen alguno. Muchas personas simplemente hacen lo que hacen sin pasión ni compromiso con ello. Sé en cambio que otras personas realmente aman lo que hacen, que lo harían gratis si tuvieran que hacerlo, y que no pueden imaginarse haciendo otra cosa. Entender que eso marca la diferencia es esencial para transformar la educación, los negocios y las comunidades para poder responder a los retos reales del siglo XXI.
He perdido la cuenta de la cantidad de gente genial que he encontrado, en todos los campos, a los que no le fue bien en la escuela. A algunas personas sí, por supuesto, pero otras sólo tuvieron realmente éxito, y encontraron su verdadero talento en el proceso, una vez que se recuperaron de la educación recibida. Esto es así en gran medida debido a que los actuales sistemas de educación pública nunca fueron diseñados para desarrollar los talentos personales de cada uno. Estaban destinados a fomentar ciertos tipos de capacidades que interesaban a las economías industriales a las que servían.
Económica y culturalmente, el futuro de Norteamérica y del resto del mundo va ahora en una dirección muy diferente. Esto dependerá de la vitalidad, de la diversidad y de la creatividad de sus gentes. La buena noticia es que hay muchas, profundas, prácticas, eficaces y nuevas formas de educación que señalan el camino. Más adelante, diré cuáles son las mejores de ellas y los principios básicos en los que se basan.
La mayor transformación de la educación está en el corazón de los cambios que se necesitan. No es algo que el Congreso, o los gobiernos estatales, puedan eludir o retrasar. Si no se ponen en marcha durante demasiado tiempo, podrán encontrarse con que ellos y todo el país se quedan atrás. Y eso seria demasiado irónico.
Ken Robinson, su nuevo libro “The Element: How Finding Your Passion Changes Everything» lo publicaba ese día Viking.