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La gran gotera nacional
Las calles esos días se llenan de coches, como si se fuera a organizar el éxodo masivo, expertos en mojar aceras y transeuntes con total impunidad. Los semáforos dejan de funcionar y la ciudad se hace aún más caótica.
¿Y qué tiene que ver esto con un blog sobre discentes?
Bueno, con Isbert y Berlanga aprendimos a reírnos de nuestras miserias. Fernán Gómez siguió recordándonos el pasado y el presente, y haciéndonos reir y rabiar con estas y otras anécdotas algo más serias. Y ahí parece que nos hemos quedado, sonreímos, saltamos el charco y seguimos nuestro camino… hasta las próximas lluvias.
El problema es que no siempre es una simple gotera. A veces se inundan edificios que hemos dejado construir en barrancos, se inundan calles, se caen muros, o presas…
Hace casi diez años una gran gotera negra inundó Doñana, cayó una presa, y con él miles de toneladas de residuos tóxicos. Aználcollar. Creo recordar que no hubo víctimas humanas. Algunos perdieron sus tierras. La empresa responsable se lo tomó a broma. Enterraron los lodos. Y dimos todos un rodeo al gran charco.
JRMora comenta en su web la iniciativa del CSIC de reunir dibujos alusivos al desastre. A mí particularmente no se me ocurre nada gracioso, salvo enviar a la empresa Boliden, si es que aún existe, un millón de paquetes navideños de sus lodos tóxicos, muy bien envueltos.
¿Hasta cuándo tomaremos a broma estos excesos o faltas?
La gran gotera nacional
Las calles esos días se llenan de coches, como si se fuera a organizar el éxodo masivo, expertos en mojar aceras y transeuntes con total impunidad. Los semáforos dejan de funcionar y la ciudad se hace aún más caótica.
¿Y qué tiene que ver esto con un blog sobre discentes?
Bueno, con Isbert y Berlanga aprendimos a reírnos de nuestras miserias. Fernán Gómez siguió recordándonos el pasado y el presente, y haciéndonos reir y rabiar con estas y otras anécdotas algo más serias. Y ahí parece que nos hemos quedado, sonreímos, saltamos el charco y seguimos nuestro camino… hasta las próximas lluvias.
El problema es que no siempre es una simple gotera. A veces se inundan edificios que hemos dejado construir en barrancos, se inundan calles, se caen muros, o presas…
Hace casi diez años una gran gotera negra inundó Doñana, cayó una presa, y con él miles de toneladas de residuos tóxicos. Aználcollar. Creo recordar que no hubo víctimas humanas. Algunos perdieron sus tierras. La empresa responsable se lo tomó a broma. Enterraron los lodos. Y dimos todos un rodeo al gran charco.
JRMora comenta en su web la iniciativa del CSIC de reunir dibujos alusivos al desastre. A mí particularmente no se me ocurre nada gracioso, salvo enviar a la empresa Boliden, si es que aún existe, un millón de paquetes navideños de sus lodos tóxicos, muy bien envueltos.
¿Hasta cuándo tomaremos a broma estos excesos o faltas?