Desazón, sinrazón, corazón

«Desazón»

Desazón - Two Selfportraits

A mediados de julio publiqué en Flickr un pequeño autorretrato en acuarela que titulé «Desazón / Uneasiness / Malaise / Unruhe». Una semana después hice otra versión en pastel del mismo.
Aunque en junio ya publiqué el post «Derrota – Cambio de rumbo» esta imagen me siguió bastantes días más. La «desazón» la define el diccionario como malestar, disgusto, pesadumbre, inquietud interior, y más etimológicamente, falta de sabor, insipidez.
Algo así me quedé yo tras asumir que habría de cambiar, tras siete años, la enseñanza de adultos por enseñanza de adolescentes, un centro de adultos por un instituto de Secundaria, por la única razón de no tener la misma antigüedad que quien me sustituyó.
Supongo que no era tanto el «qué» como el «cómo», y la inercia de los años, lo que me hizo asumir ese estado de desazón, afortunadamente abandonado este verano. Sobre la desazonadora y desabrida enseñanza de adultos habré de escribir algún día, pero aún es pronto para ello.

«Sinrazón»

Este es el avatar que me acompañará estos días. Está repleto de palabras, de razones para justificar lo injustificable: mi trabajo. Es una sinrazón. Cansado de años intentando justificar la importancia de educar en Arte, y de hecho intento colaborar en una iniciativa, «+Artísticas», mi posición hoy es diferente: defiendo la inutilidad del Arte en la educación.
Parecerá una sinrazón, pero algo inútil no significa que carezca de importancia. (¿Recuerdan mi «desván de inutilidades»?), y es que para mí, y espero que para mucha más gente, lo importante en esta vida suele carecer de utilidad. No quiero pasarme lo que me queda de vida justificando que el Arte es útil. De hecho me parece un error que las asignaturas artísticas intentemos parecernos a las asignaturas «utilitarias» en procedimientos, evaluaciones y lenguajes. Somos muy diferentes.
Comer es útil, dormir es útil, el sexo es útil, una máquina es útil, un libro puede serlo también. El Arte, no. El Arte es inútil. Y en la escuela, aún más. Pero, precisamente por eso, es muy importante. Para mí, el ser humano lo es más desde el momento en que dejó de tener la necesidad de perseguir lo útil: comer, dormir, reproducirse, y comenzó a desarrollar lo inútil: el Arte, el Pensamiento racional, la Ciencia, sin una razón utilitaria, por su mero disfrute y aprendizaje. El Arte no precisa de razones, juega con ellas y les da la vuelta.

«Corazón»

Quisiera haber terminado este post con una imagen mía trabajada con mis manos, grabada en una plancha o en un papel, pero no tengo tiempo para ello: es este un post largamente postergado, que sale del corazón, donde aún me duelen determinadas desazones y sinrazones, que van aposentándose poco a poco, como poco a poco voy conociendo esa realidad educativa que me ha sido ajena los últimos años,… aunque quizás no tanto, al fin y al cabo, ese alumnado adulto que he conocido estos años no viene a ser quizás sino el mismo de la ESO, unos años, quizás demasiados, más tarde.
Quiero terminar, pues, este post con una imagen distinta, más simple, más pequeña, en tres tonos: negro, gris, blanco, y aún así cargada de optimismo y de esperanza, con ese optimismo con el que empecé en julio esta nueva etapa, con el que comienzo, o lo intento, cada semana, el mismo que voy perdiendo en cada grito, cansancio, lectura, decreto, miradas torcidas y desgana, pero que recupero en cada sonrisa, en cada color, en un detalle, en un verso, en una ventana abierta. 
Salud. De corazón.

Published in: on 26 septiembre 2012 at 10:33 pm  Comments (2)