>
Esta semana Google celebraba el aniversario de Audubon (para mí dibujante y pintor, para otros naturalista, ya explicaré por qué) con un Doodle:
Eso me hizo recordar mi propia historia.
Tuve la suerte, otros opinarán lo contrario, de nacer cuando los libros estaban ilustrados con dibujos. Aún más, cuando tenía que buscar algo iba a antiguos libros o diccionarios de mi padre, con dibujos en blanco y negro.
Mi curiosidad infantil de niño criado en ciudad me llevaba a buscar cómo era una musaraña, un lirón o los flamencos y garzas, o las diferencias entre el elefante africano y el indio. Eran ilustraciones sencillas y a veces bastante fantasiosas:
Mis libros de texto de Ciencias Naturales, al menos al principio, no eran muy distintos, pero esto tenía una ventaja, dibujar, copiar o si no, calcar un animal o planta era un trabajo sencillo y asequible, así que mis cuadernos infantiles se fueron poblando de dibujos de animales de distinto tipo. Me fascinaba la figura del dibujante de naturaleza… ¿viajaría a aquellos sitios? ¿estaría frente a esos animales?
En la adolescencia mis padres compraron una enciclopedia de Ciencias Naturales, ilustrada y en colores. La base eran los dibujos, eso sí, más detallados y posiblemente más exactos. Era una aventura buscar el Martín Pescador o los diferentes tipos de Coníferas, o las familias de ballenas.
Luego vino la televisión. Y Félix Rodríguez de la Fuente. Sus comienzos, con viejos documentales en blanco y negro que él comentaba con pasión. Pero lo mejor era después, cuando se sentaba ante una mesa y como por magia, dibujaba la huella de un león o un halcón peregrino. Luego llegué a ver sus cuadernos de campo y sus dibujos (o no) reunidos en distintas publicaciones:
Vinieron después las fotografías y vídeos. Los coleccionables de Fauna y los programas de «
El planeta azul«y más tarde, «
El hombre y la tierra«. Los dibujos perdieron importancia frente a la realidad, y quizás por mi edad entonces, quizás por la tele, la pasividad ganó al dibujo, el asombro a la curiosidad. Y es que resulta difícil para un adolescente dibujar frente a una tele, o mejorar una fotografía
Pero aún sigo
dibujando árboles y naturaleza. Alguna vez intento ganar la curiosidad de mis hijos con el dibujo de un conejo, de una flor o de un paisaje natural.
Por eso, cuando alguien me recuerda a Audubon, no puedo dejar de recordar cómo aprendí a dibujar copiando aquel león, aquella mariposa, el esquema de una dicotiledónea. No sé si los niños de hoy, mis propios hijos, tienen esa suerte. A veces miro trabajos como los de mi amigo Néstor Alonso y sus alumnos y alumnas, y pienso: «sí, puede que algunos encuentren un maestro o maestra que les enseñe los viajes de Darwin y sus carpetas de dibujos de plantas y animales:
Yo sigo creyendo en la importancia del dibujo científico. Einstein dijo:
Yo creo lo mismo. Por desgracia, no todos/as. Pero aún siguen existiendo cuadernos de campo, esquemas, dibujos, que nos muestran más sobre la ciencia, que nos ayudan a recordar y a observar. Aún veo en esas guías de campo dibujos primorosos y bellos que nos enseñan. Mucho.
Epílogo: Audubon
Se ha publicado estos días,
y lo dice la Wikipedia, que Jhon James Audubon (1785-1851) fue ornitólogo y naturalista. Curiosamente, eso mismo suele decirse de Félix Rodríguez de la Fuente.
Mi mujer es bióloga y a veces bromeo con ella sobre los métodos que algunos naturalistas, y también biólogos/as utilizaron en el pasado, e incluso actualmente, para «conservar» la naturaleza.
Eran otros tiempos, hace más de 150 años. Cuenta la Wikipedia que «para dibujar o pintar las aves, Audubon tenía que dispararles primero, realizando un disparo fino para evitar hacerlas pedazos. Entonces usaba alambres para mantenerlas derechas y conseguir una postura natural.» Y añade esta frase de Audubon:
«Digo que hay pocas aves cuando mato menos de cien en un día.»
Y también se cita allí a uno de sus biógrafos, Duff Hart-Davis, que dice de él:
«cuanto más rara era el ave, con mayor impaciencia la perseguía Audubon, sin preocuparse aparentemente porque su muerte acercase un poco más a la especie a su extinción.»
Para mí, Audubon fue un gran dibujante, más que pintor, un gran divulgador de aves que vivió más de la venta de sus cuadros y grabados que de su conservación. Quizás, erróneamente, es mi opinión, contribuyó a la caza y desaparición de especies que antes permanecían desconocidas. Posiblemente, dada la época en que vivió, el sólo quisiera ganarse bien la vida con algo que sabía hacer: disparar y dibujar.
Y les dejo con algunos enlaces que he recopilado estos días:
– Audubon:
– Cuadernos de Campo:
– Dibujo científico:
Y para terminar, un pintor canario, especializado en aves, y antiguo vecino mío: