Como en otras ocasiones, llego tarde.
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Nada.
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En mi casa, sentado,
rodeado de objetos que costarían lo que una comida,
escuchando sobre salvamento de bancos, crisis financieras,
no se me ocurría nada que escribir sobre la pobreza.
Es decir, sí, algo resonaba en la cabeza: hipocresía
Las palabras finales de Saramago en uno de sus post, «Volviendo a la vaca fría»,
Alimentamos los errores en nuestra propia casa, pero nos comportamos como si fuésemos los inventores de una panacea universal capaz de curar todos los males del cuerpo y del espíritu de los seis mil millones de habitantes del planeta. Diez gotas de nuestra democracia tres veces al día y seréis felices para siempre jamás. En verdad, el único verdadero pecado mortal es la hipocresía.
Por suerte, alguien (gracias, Araceli) vino en mi ayuda. Me envió el enlace a otro blog, Contraejemplo, que, ya en febrero de este año, se preguntaba: ¿Existe la riqueza extrema? y también el enlace a un libro, “Creadores de Escasez” de David Anisi, economista del que, hoy al mismo tiempo, descubro su obra, y su reciente muerte.
Así que en ello estoy, una vez más, intentando aprender.