Educación y economía

La comparación entre farmacéuticas, petroleras y las empresas que hacen diagnósticos educativos (llámense pruebas PISA, estándares o las próximas reválidas) en este artículo me parece pertinente.

Sin entrar en teorías conspiratorias, pienso que a ellas les interesa una educación enferma para recetar más pruebas o asignaturas «fundamentales».

Nunca he sido de materias, quizás porque esto del dibujo un día lo ponen en ciencias, otras en letras, creo más en los ámbitos o en materias más amplias: la comunicación, la ciencia, el arte…

Pero, si esa «economía» que preconiza la OCDE consiste en privar a la educación del Arte, la Música, la Filosofía o el Deporte mal vamos. Crearemos educandos aún más imperfectos, manipulables, insensible e insanos.

Así que, cuando me encuentro – como en los cursos INTEF – que se valora más al «profesorado de materias incluidas en Pruebas Internacionales»… me echo no sé si a reír, o a temblar.

Pero mejor les dejo el artículo y el vídeo y valoran ustedes mismos esta «Economía educativa» o «Educación económica»:

Sir Ken Robinson – The Education Economy

//player.vimeo.com/video/106216537

Published in: on 21 septiembre 2014 at 4:37 pm  Deja un comentario  

Huelgan las palabras


Published in: on 14 noviembre 2012 at 12:35 am  Deja un comentario  

Evasión o Derrota

Los dos grandes «evadidos» de la transición fueron «El Lute» y «El Dioni». El primero se hizo abogado, y el segundo ha trabajado de tertuliano en la tele. Curiosamente, como nuestro presidente y su ministro de Educación.
En estos días de fútbol y Eurocopas he recordado la película «Evasión o Victoria».
En ella, un grupo de presos de un campo de concentración organizan un partido de fútbol contra los alemanes, como medio para fugarse del campo. Y al final han de decidir entre fugarse, o quedarse y ganar el partido.
Algo así me parece estar viendo estos días, donde el futuro que nos ofrecen es la evasión: evasión en forma de fútbol televisado y victoria deportiva, o evasión en forma de emigración y derrota hacia otros lugares donde encontrar aquello que aquí no tenemos: trabajo.
Sé que está mal mezclar fútbol y política, o fútbol y economía, o fútbol y educación. Hay quien me dice que es deporte y que son independientes. Yo no lo creo, porque no soy yo quien los ha mezclado, pues aquí hace años que la política fiscal, económica y hasta educativa de los clubs de fútbol y de los futbolistas sigue rumbos diferentes a las del resto de trabajadores y empresas, entre la tolerancia y evasión general. 
Unos datos: Alemania ganó su último mundial de fútbol en 1990, en plena unificación, y su última Eurocopa en 1996. Nosotros las hemos ganado en plena crisis económica y de empleo. Aquí los clubs deben 752 millones de euros, en Alemania… no.
Y puede que ganemos esta. Pues qué bien. La celebraré con mi familia como un triunfo deportivo y de superación.
En todos estos meses de hablar de millones de euros, de porcentajes, de índices, de créditos, no he oído nada de políticas de empleo, de iniciativas que lo generen, de futuro industrial o laboral. Nuestra ministra de trabajo, que dicen que nunca ha trabajado en una empresa, me dicen que se ha ido al Rocío, y el Papa, que el año pasado estuvo por aquí nos dice que la solución es… rezar.
También nos dicen que el crédito generará crédito y eso trabajo. Pero por lo que yo sé, el crédito generará intereses que habrá que pagar… con otro crédito, y así… Hace 20 años Alemania absorbió a otra Alemania pobre. Decidió que podría ser buen negocio pagar a otros países para que cerrasen sus minas y fábricas, eliminasen las aduanas y se hiciesen clientes suyos, y comprasen coches, trenes y electrodomésticos alemanes. Aquí recibimos su dinero por prejubilar, cerrar y hacer vías de tren y autovías. Además les vendimos nuestras empresas eléctricas, de aguas, de transportes y de comunicaciones, que generaban ingresos al Estado. Era «Europa» e iba a haber «competencia», bajada de precios y hasta subida de sueldos… para unos pocos. Quienes eso hicieron pensaron en su presente, no en el futuro de sus hijos. ¿De qué vivirían una vez se acabasen esas obras, con esas fábricas cerradas? ¿del Turismo? ¿todos viviríamos del turismo «todo incluido»?
Esta no es Europa. Es una falsa Europa desunida que lleva 20 años de desgobierno, de desparlamentos, de burócratas sordos, de políticas nacionales, de rivalidades provincianas, de subsidios, de políticos prejubilados de lujo y de burocracias infinitas. ¿Y quieren de verdad que generemos confianza así?
Evasión.
Esa es la palabra: evasión mental, política, fiscal, laboral, económica.
Fuga de ideas, de dinero, de trabajo, de educación…
Y crédito. Un país que vive a crédito. De puro descrédito.

Published in: on 19 junio 2012 at 12:01 pm  Comments (2)  

Dorothea Lange: la luz en un tiempo gris

Yo ya pensaba en Dorothea Lange cuando escribí el post anterior sobre «Grises» y lo terminé con este dibujo, (¿lo recuerdan?):

«De la mano (padre e hijo) 
Acuarelas y apuntes “De la mano” // Dibujando. Técnicas húmedas: Aguada de tinta china. Proceso.

Dice sobre Dorothea Lange la Wikipedia:

Dorothea Lange (1895 …- 1965 … EE. UU.) fue una influyente fotoperiodista documental, mejor conocida por su obra la «Gran Depresión» para la oficina de Administración de Seguridad Agraria. Las fotografías humanistas de Lange sobre las terribles consecuencias de la Gran Depresión la convirtieron en una de las periodistas más destacadas del fotoperiodismo mundial.

Para mí, Dorothea Lange fue mucho más que una fotógrafa en blanco y negro para unos años grises. Ella supo ver lo que casi nadie quería ver en los años de la depresión: la dignidad de las personas en la más absoluta de las pobrezas, la gente caminando en las cunetas, los niños durmiendo en coches o bajo lonas, la gran migración buscando huir del hambre. 
En sus fotografías yo no veo grises. Veo cielos luminosos y brillos en las manos y las caras, aunque estuviesen agrietadas y sucias, y familias unidas pese al hambre y la falta de trabajo.


En 1936 su fotografía más conocida, «Madre inmigrante» la contaba ella así:
      «Vi y me acerqué a la famélica y desesperada madre como atraída por un imán. No recuerdo cómo expliqué mi presencia o mi cámara a ella, pero recuerdo que ella no me hizo preguntas. No le pedí su nombre o su historia. Ella me dijo su edad, que tenía 32 años. Me dijo que habían vivido de vegetales fríos de los alrededores y pájaros que los niños mataban. Acababa de vender las llantas de su coche para comprar alimentos. Ahí estaba sentada reposando en la tienda con sus niños abrazados a ella y parecía saber que mi fotografía podría ayudarla y entonces me ayudó. Había una cierta equidad en esto.» 


Aquella mujer, madre de 7 hijos, se llamaba Florence Owens Thompson y cuentan sus hijos que no fue la historia exactamente así, y que sufrieron muchos años por aquella foto, y que tras aquel breve encuentro poco o nada volvieron a saber de la fotógrafa. Sólo al final, dicen, supieron valorar la importancia de aquella foto simbólica de toda una época.

Aquel día Dorothea sacó otras cinco fotos de aquella familia, pero fue aquella que titularon «Madre inmigrante», con 7 hijos, 32 años, la imagen de aquella mujer delgada, pensativa, mirando hacia delante, con el bebé en su brazo izquierdo y dos de sus hijas ocultándose de la cámara, aquellas cuatro personas en el breve y frágil espacio bajo una lona, se convertió en símbolo de la Depresión e hizo visible lo real.

No creo que Dorothea Lange fuese una fotógrafa de lo gris, sino de la luz y de la vida. Supo ver donde otros se taparon los ojos. Supo alertar sobre lo que estaba pasando. Aquel año de 1936 pasaron muchas cosas. Hay quien se tapó los ojos y oídos. Otras personas salieron a los caminos a buscar la verdad. Aunque tuviesen que subirse al techo de un coche.

Como Dorothea Lange.

Published in: on 15 diciembre 2011 at 7:52 am  Comments (3)