"Docentes por la igualdad de género"



Teachers for gender equality – World Teachers’ Day 2011 
Les enseignants pour l’égalité des genres – Journée mondiale des enseignants 2011 
Los docentes por la igualdad de género – Día mundial de los Docentes 2011

Ayer, 5 de octubre, fue el día mundial de los y las docentes de 2011, #wtd2011.
El tema escogido fue la igualdad de género. Como otros años, en la web http://www.5oct.org han puesto los carteles y la documentación, y también en la web de la Unesco se anuncian actos y foros relacionados con este día.

Aquí pueden ver una composición mía con los carteles en otros idiomas:

En el modelo del cartel en español se lee «los docentes para la igualdad de género», y no «los docentes por…» como aparece en la web. Y pienso yo si no será mejor elegir y preparar a los docentes del futuro para la igualdad de género y no convencer a los actuales para que actuemos «por la igualdad de género».
Quienes trabajamos en la Educación ya sabemos del esfuerzo y proporción de mujeres que se dedican a la enseñanza, muy superior al de otras profesiones. Hubo un tiempo gris que algunos quieren olvidar en que la única profesión a la que se dejaba acceder a la mujer era la de maestra. Y además, yo añadiría, fueron mal formadas, mal pagadas, mal tratadas y manipuladas.
Pero no sólo fue aquí. Basta leer los informes mundiales de la UNESCO y podemos leer: 
«La docencia, especialmente a alumnos jóvenes, es una profesión en la que predominan las mujeres. A nivel mundial, casi el 90% de los docentes de primera infancia y más del 60% de los docentes de primaria son mujeres. Estas proporciones varían cuando se incrementa la edad de los estudiantes: en la enseñanza secundaria, alrededor de la mitad de los docentes son mujeres, y en la educación superior, casi el 40%. Además, las mujeres están subrepresentadas en los puestos de liderazgo en la escuela.»

Los docentes hablamos mucho. A veces demasiado. Y se habla de nosotros. Mucho. 
Pero también callamos. Mucho. A veces demasiado. Y nos callan. Y se callan. Mucho.
Poco he leído y oído hablar en estos días de igualdad de género… en la educación.
Los modelos que tenemos en la escuela y en las familias se trasladan a nuestros hijos y a la sociedad: escuelas segregadas, escuelas femeninas y masculinas, escuelas desiguales, escuelas que marginan y escuelas que maltratan, escuelas para ricos y escuelas para pobres, esas escuelas aún están entre nosotros, esas escuelas marcan nuestra sociedad y parece que el futuro. Pero nadie las ve, o quizás no queremos verlas. Como aquel tiempo gris.
Les dejo con más carteles. Con más palabras, ecuaciones, ilusiones escritas en pizarras:

Reclamar es volver a… balar

Yo no sé si este será un post educativo.
Aunque, posiblemente, sí que sea un post de aprendizaje.

¿Habrá alguna vez una educación para el consumo? ¿Quizás esté en la cacareada Educación para la Ciudadanía? ¿Nos enseñará alguien a tratar con las grandes compañías? ¿A reclamar sin problemas lo que marca la ley?

No creo que interese.

Porque resulta que se supone que vivimos en un estado de derecho (lo pondré con minúsculas porque no creo ahora mismo que merezca excesivo respeto) y todos deberíamos cumplir las leyes.

Pero si una gran compañía (llámese iberia, telefónica, ono, endesa, bbva, banco de santander,…) o una administración (llámese gobierno, gobierno autonómico, ayuntamiento, concejalía, juzgado…) incumple una norma, o abusa de su situación de poder, usted deberá reclamar.

Reclamar. Volver a clamar. Volver a balar. Volverá usted a pasar por un estudiado y largo proceso de escritos, de fotocopias, de duplicados, de colas, en departamentos distintos, ventanillas distintas, de proceso indeterminado, sin plazos, cuya respuesta será tan aleatoria como mirar al cielo para prevenir la lluvia.

Porque no crea que, si debe reclamar a varias compañías, podrá ir a un sólo lugar a hacerlo. No. Cada una será un caso distinto, tendrá sus propios procesos, impresos y departamentos responsables. Tendrán sus registros en diferentes lugares de la ciudad. Aunque siempre podrá hacerlo por correo o Internet. Y esperar. Claro.

Le dirán seguramente que existen asociaciones de consumidores. Miles. Con sus propios mostradores e impresos de reclamaciones. Allí, con trato amable, como antes hicieron en las oficinas oficiales, le informarán de los pasos a seguir, y posiblemente saldrá de allí con una suscripción mensual y… un impreso para presentar en el juzgado.

Porque, como ustedes sabrán, en un estado de derecho, siempre nos quedará el juzgado. Ese edificio lejano donde dejaremos, si llegamos, nuestra reclamación, esperando que alguien, algún día, la lea, la tramite, y la archive, como las de tantos miles.

Eso sí, si usted es presidente de banco, de una empresa minera, propietario de algún edificio singular, o representante del clero, nuestros presidentes y alcaldes se reunirán con usted, le harán pingües ofertas, y los juzgados, con presteza y prontitud, le asignarán indemnizaciones millonarias. Todo sea por el estado de derecho.

Eso sí, después de poner ellos las normas, cambiarlas a su antojo, y no cumplir las leyes, no se preocupen, que «la culpa es de los consumidores, que no consumen suficiente».


En fin, les dejo con una imagen más. Silencio.

Published in: on 11 febrero 2009 at 8:53 am  Deja un comentario  

Reclamar es volver a… balar

Yo no sé si este será un post educativo.
Aunque, posiblemente, sí que sea un post de aprendizaje.

¿Habrá alguna vez una educación para el consumo? ¿Quizás esté en la cacareada Educación para la Ciudadanía? ¿Nos enseñará alguien a tratar con las grandes compañías? ¿A reclamar sin problemas lo que marca la ley?

No creo que interese.

Porque resulta que se supone que vivimos en un estado de derecho (lo pondré con minúsculas porque no creo ahora mismo que merezca excesivo respeto) y todos deberíamos cumplir las leyes.

Pero si una gran compañía (llámese iberia, telefónica, ono, endesa, bbva, banco de santander,…) o una administración (llámese gobierno, gobierno autonómico, ayuntamiento, concejalía, juzgado…) incumple una norma, o abusa de su situación de poder, usted deberá reclamar.

Reclamar. Volver a clamar. Volver a balar. Volverá usted a pasar por un estudiado y largo proceso de escritos, de fotocopias, de duplicados, de colas, en departamentos distintos, ventanillas distintas, de proceso indeterminado, sin plazos, cuya respuesta será tan aleatoria como mirar al cielo para prevenir la lluvia.

Porque no crea que, si debe reclamar a varias compañías, podrá ir a un sólo lugar a hacerlo. No. Cada una será un caso distinto, tendrá sus propios procesos, impresos y departamentos responsables. Tendrán sus registros en diferentes lugares de la ciudad. Aunque siempre podrá hacerlo por correo o Internet. Y esperar. Claro.

Le dirán seguramente que existen asociaciones de consumidores. Miles. Con sus propios mostradores e impresos de reclamaciones. Allí, con trato amable, como antes hicieron en las oficinas oficiales, le informarán de los pasos a seguir, y posiblemente saldrá de allí con una suscripción mensual y… un impreso para presentar en el juzgado.

Porque, como ustedes sabrán, en un estado de derecho, siempre nos quedará el juzgado. Ese edificio lejano donde dejaremos, si llegamos, nuestra reclamación, esperando que alguien, algún día, la lea, la tramite, y la archive, como las de tantos miles.

Eso sí, si usted es presidente de banco, de una empresa minera, propietario de algún edificio singular, o representante del clero, nuestros presidentes y alcaldes se reunirán con usted, le harán pingües ofertas, y los juzgados, con presteza y prontitud, le asignarán indemnizaciones millonarias. Todo sea por el estado de derecho.

Eso sí, después de poner ellos las normas, cambiarlas a su antojo, y no cumplir las leyes, no se preocupen, que «la culpa es de los consumidores, que no consumen suficiente».


En fin, les dejo con una imagen más. Silencio.

Published in: on 11 febrero 2009 at 8:53 am  Deja un comentario  

Blog Action Day – Poverty (Pobreza… e hipocresía)

Como en otras ocasiones, llego tarde.

Ayer, miércoles 15 de octubre, se celebraba el Blog Action Day, dedicado esta vez a la pobreza. Me senté al ordenador, me registré en su web, blogactionday.org, y me dispuse a escribir:

…………..

Nada.

…………..

En mi casa, sentado,
rodeado de objetos que costarían lo que una comida,
escuchando sobre salvamento de bancos, crisis financieras,
no se me ocurría nada que escribir sobre la pobreza.

Es decir, sí, algo resonaba en la cabeza: hipocresía

Las palabras finales de Saramago en uno de sus post, «Volviendo a la vaca fría»,

Alimentamos los errores en nuestra propia casa, pero nos comportamos como si fuésemos los inventores de una panacea universal capaz de curar todos los males del cuerpo y del espíritu de los seis mil millones de habitantes del planeta. Diez gotas de nuestra democracia tres veces al día y seréis felices para siempre jamás. En verdad, el único verdadero pecado mortal es la hipocresía.

Por suerte, alguien (gracias, Araceli) vino en mi ayuda. Me envió el enlace a otro blog, Contraejemplo, que, ya en febrero de este año, se preguntaba: ¿Existe la riqueza extrema? y también el enlace a un libro, “Creadores de Escasez” de David Anisi, economista del que, hoy al mismo tiempo, descubro su obra, y su reciente muerte.

Así que en ello estoy, una vez más, intentando aprender.

Published in: on 16 octubre 2008 at 12:16 am  Deja un comentario