Liquidación por cierre: adelgazando @pvil

@pvil es mi nick en Twitter.
El 1 de julio decidí «adelgazar» mi cuenta: dejar de seguir miles de cuentas.

Lo que sigue es un relato, totalemte prescindible, de mi trayectoria en Twitter y cómo llegué a esto:
Como conté una vez, «cuando llegué a Twitter, Aníbal de la Torre ya estaba allí».
Debió de ser por abril de 2008, no me hagan buscarlo… siguiendo a Aníbal y algún otro precursor/a, como Tíscar Lara (ellos llegan, nos pican la curiosidad y luego se marchan, o se quedan ahí viéndonos «procrastinar», vulgo «perder el tiempo»).
Entré buscando información, y empecé, como muchos, por curiosidad. Y me fui, y volví. Y me di cuenta de que si no seguías a alguien aquello apenas se movía. Y que si no te seguían, nadie – o casi – se enteraba de lo que escribías. Así que empecé primero siguiendo a tuiteros norteamericanos o sudamericanos, que allí comenzaron antes, viendo sus enlaces, traduciendo con ayuda de Google lo que contaban, interactuando…
Luego pasé a la interacción y comentarios. Las primeras sorpresas es que si los mencionaba en Twitter, o retuiteaba, que en aquel entonces no sabía muy bien qué era, ellos en algún lugar del mundo lo leían, o no, y me mencionaban a su vez. Por otro lado, si yo los/as seguía, tenían la deferencia, luego vi que no todos hacían lo mismo, de seguirme a mí, lo que me obligaba en algún caso a tuitear en mi inglés traducido. Se creaba así una relación/conversación followers/followings curiosa, y en mi caso, sorprendente.
Luego vinieron los debates, los «hashtag» o esa manera de seguir un tema o evento, aunque alguna vez, yo mismo también lo hice, lo tuiteado tuviese poco que ver con el tema.
Por otro lado, que sólo fuesen 140 caracteres era un reto. Yo, que he sido siempre de respuestas cortas, lacónicas y sentencias, me sentía en ello como pez en el agua.
Aún así, tuve que «adelgazar» por primera vez mi cuenta. En aquellos tiempos el nick contaba en el espacio escrito (creo que ahora no, pero no lo he comprobado) y mi nombre y apellido son largos, así que lo dejé en @pvil. Mi idea además, no sé si conseguida, es que ese final en «vil» me permitiese ser más ácido o crítico en mis tuits.
Luego llegó la «socialización». Vinieron los «avatares». Sí, lo reconozco, yo soy uno de esos que cambia de avatar y no deja su foto de fotomatón o el pajarito, hoy el huevo, como avatar por años. Yo valoro el avatar como ese carácter extra que te deja expresar un estado de ánimo, un color, una protesta. Otros se hicieron eco de esa posibilidad y se inventaron los lazos, los avatares específicos para determinadas causas.

Una de mis «inutilidades» fue modificar avatares ajenos de aquellas personas que seguía y en una especie de homenaje o de «causa común» añadirles gafas y portátiles, publicarlos y regalarlos de algún modo. Aquello lo llamé «potachovización» y últimamente «pevilización». Era una manera de homenaje, de crear afinidad y grupo entre aquellos/as a quienes seguía. Hubo quien no lo entendió asi, lo tomó a mal y hasta me bloqueó. Supongo que en adelante tendría precaución en publicar su foto como perfil. Otros/as, muchos/as, me lo agradecieron y en algún momento el timeline se me pobló de avatares con gafas y portátil.

Siento decir que no a todo el mundo que me lo pidió pude hacérselo. Algunas fotos se perdieron, el tiempo no dio para más, y todo se fue diluyendo poco a poco. Aún están en mi cuenta de Flickr esas 479 fotos de «potachovizados», 73 «potachovized», y 73 «pevilizados». Faltan otros, los «primaverizad@s» y «otoñales», que parece que no subí a Flickr.
También usé otras opciones en Twitter, como la micropoesía, los microcuentos o las citas famosas, publicar mis acuarelas o dibujos, comentar eventos o «educhats», simplemente escribir lo que pensaba…
Y para llegar a ello, muchos tuits… 59.966, mucho tiempo, difícil saber si son esos todos los míos, algunos se borraron, otros simplemente son retuits, otros enlaces compartidos, mucho tiempo, sí,  si lo contamos como minutos ante el ordenador primero, luego en el móvil, tuiteando en la calle o desde cualquier lugar…
Y los seguidos y seguidores. El 1 de julio yo seguía 5.938 cuentas de Twitter. Eso son muchos tuits en mi timeline, muchos temas distintos, mucha, demasiada información, imposibles de seguir. Y me seguían no menos, 5.352 cuentas de Twitter que cada vez que yo escribía una tontería recibían una actualización mía.
Tenía tres opciones: dejar de usarla, adelgazarla dejando de seguir gente, o cerrarla definitivamente.
Decidí lo segundo. 
Dejar de entrar es difícil para mí, están en mi contra mi curiosidad y mi aburrimiento. Por otro lado, alguna vez Twitter me ha estimulado la imaginación, o proporcionado ayuda, o conversación.
Cerrarla implicaba perder lo escrito, aunque sé que se puede copiar o guardar, y también sé que nunca se pierde. Alguien lo guardará para ser utilizado en mi contra, o a mi favor, o al suyo propio.

@pvil me ha dado a conocer. También me ha informado y me ha dado a conocer otras personas e ideas. No sé si eso es suficiente. Hoy mismo reflexionaba, en Twitter y Facebook, sobre mis  «amistades virtuales»:

Así que en eso estuve y eso estoy, o no estoy: adelgazando @pvil.
Actualmente sigo 2.337 cuentas de Twitter y aún me siguen 5.201.
¿Será esto suficiente?

Liquidación por cierre: "Mi peonza"

Revisando mi «cuenta de gastos (y ganancias)», en 2007 mi primer viaje 2.0 fue a Barcelona, a la jornada DIM-Aulatic. Allí, aparte de conocer los proyectos TIC de muchas comunidades autónomas, empecé a conocer a muchos de los docentes con los que posteriormente he coincidido en otros eventos. Con muchos de ellos mantuve contacto posteriormente a través de sus blogs y de la red Internet en el Aula, de la que fui, a qué negarlo, uno de sus miembros más activos en aquellos años.
En 2008 regresé a Barcelona para asistir a los Premios Espiral. Tuve el honor de conocer personalmente a Boris, Toni, Manuel, Lourdes, Ángel, Xavier, Juanmi, Isidro, Víctor, Irene, y tantos  y tantas docentes más, y de volver a ver a Joan Queralt, con quien colaboraba a distancia en aquel entonces en el gran evento que fue la MoodleMoot08 de Barcelona.
En aquella entrega de premios conocí las peonzas, de oro, de plata y de bronce, y lo más importante, algunas de las personas premiadas con ellas y algunos de quienes las premiaron, miembros de la  asociación Espiral, la asociación de docentes interesados en las nuevas tecnologías donde está la mayoría de las personas que me he encontrado estos años en cualquier evento TIC al que he podido asistir, y a la que creo que me asocié por aquel entonces.
La entrega de Premios Espiral Edublogs, a los que asistí ese año en Barcelona, y posteriormente en 2010 en Madrid, constituyen un acto muy emocionante y una iniciativa que da a conocer blogs educativos en muy distintas categorías y a las personas que los hacen.
Las peonzas, esos pequeños objetos que se entregan, demuestran lo sensibles que somos los docentes, tras toda la vida evaluando y otorgando notas, a los premios y honores, que por muy modestos que puedan parecer nos animan a seguir o mejorar nuestra tarea.
Debo de decir que yo mismo sucumbí a su atracción, y con cierto afán provocador, es cierto, en 2011 concursé con este blog «Discentia» y explicaba mis razones. Para mi desgracia, aún no estaba constituida la categoría donde encajar blogs como este y no obtuve premio alguno. Como dije en otro post irónico, «A mi blog le falta categoría…»

Por eso en el desván de este blog siempre quedaron pendientes «mis peonzas», esos objetos que suponían mi reconocimiento a las horas pasadas ante el teclado y la pantalla reflexionando o compartiendo.
Por suerte, un dibujante siempre tiene recursos, y a falta de una peonza de metal con base de metacrilato he pintado una peonza multicolor sostenida en la palma de la mano, que con todo gusto comparto con quien necesite de ese reconocimiento que a veces no nos viene ni de alumnos, ni de compañeros, ni de la administración. Otro objeto virtual que pongo en este blog en liquidación:
Saludos.
Para quienes quieran recordar, como regalo final de este post, les dejo un video con las imágenes de aquellos premios Espiral Edublogs 2008:

Liquidación por cierre: "Encuentro en Canarias"

Desde que empecé mi trayecto como profesor 2.0 al entrar en Educación de Adultos (hoy abandonada por mí hacia la educación «real» 0.2 ) visité muchos lugares: Barcelona, Extremadura, Madrid, Euskadi, Andalucía, Asturias, Aragón, Castilla … 
Y aunque hube de pagar mis gastos, económicos y personales, también tuve mis «ganancias», en todos esos lugares me atendieron con gran cariño, y aunque en unos me sentí mejor, y en otros más como un bicho raro, o mejor lo diré más como yo lo sentía, y lo siento, sentí que eran ellos y ellas los «bichos raros», casi siempre finalizaban con un 
«¡…a ver cuándo organizas un encuentro en Canarias!«.
Yo me volvía mirando si era a mí, y sí, era a mí a quien lo decían, porque casi siempre era yo, pese a haber nacido en Jaén, el «canario» de aquella reunión.
No sé si es el realismo que me da el llevar viviendo 30 años en Canarias sin haber conseguido reunir aquí ni a mi propia familia, tan sólo por partes, o que sé que mi capacidad de convocatoria es menor, incluso entre mis compañeros/as, que la de un gecko en el desierto, o será que soy de aquellos que como Groucho Marx no pertenecería ni al club que le admitiese como socio, o que conozco mi desorganización vital y papelera, pero lo cierto es que, por no decir que no, algo que me cuesta bastante, casi siempre finalizaba yo con un 
«Sí… ya veremos si se puede…»
Aún así, las micro-amistades que permiten los breves encuentros 2.0 («Hola,… de dónde eres?, qué hacéis allí?,… cómo se te ha ocurrido venir desde tan lejos?,… allí tenéis wifi?…, y netbooks?… tú eres @pvil?…, te leo en tu blog…, tomamos un café?…») aún a pesar de mi timidez y de las prisas (taller «A»,… charla de… debate sobre… vamos a la sala «C»… me pintarías unas camisetas?… el autobús sale a…) y sumados a las charlas y debates virtuales posteriores, me han permitido conocer a muchos docentes, incluso diría que hoy en día, «conozco» más docentes de fuera de Canarias que de aquí.
Con algunos de ellos y ellas los lazos han ido más allá de la «amistad a distancia» y nos hemos encontrado fuera de estos eventos y hasta hemos compartido vacaciones y ratos con nuestros hijos. No diré sus nombres aquí por no ponerme, ni ponerles, colorados/as, pero creo que, aunque no sean perfectas, Internet me ha permitido establecer relaciones de amistad a distancia con estupendas personas con quienes me gustaría encontrarme por aquí alguna vez, aunque fuese para hablar de educación. 😉
Por eso, entre esas ideas, esos proyectos que hoy saco a «liquidación por cierre» está este:

Encuentro en Canarias de Docentes en Red (e-CDeR)

El título del proyecto iba a ser inicialmente el simple «Encuentro de Docentes en Canarias» (EDC o EnDoCa). Ha sido Fátima Pérez, conversando por Facebook quien me ha sugerido añadir «en Red», lo cual no está mal, ya que es la red la que nos permitiría difundir y coordinar este evento e incluso extenderlo a Iberoamérica, África o Europa (si entienden el canario, claro).
Como siempre, pienso en visual, así que la «e» sería minúscula y con forma de espiral, símbolo canario  y universal ligado al mar y al crecimiento y movimiento continuo. 
Dentro de la C iría una «i», recordando el concepto de isla e internet, algo muy presente en Canarias y en este encuentro.
CDeR (idea de Fátima) haría hincapié en «ceder» el protagonismo a los alumnos/as.
Las fechas previstas serán noviembre o marzo, porque uno de los objetivos del encuentro es situar física y climáticamente las islas para los docentes que no las conozcan, y es en estas fechas cuando viajar de la nieve al sol es más sorprendente (escandinavos, alemanes e ingleses lo saben hace años, pero no se lo cuentan a nadie).
Así pues, resumo:

Encuentro en Canarias de Docentes en Red

Fechas: un fin de semana de noviembre de 2013 o de marzo de 2014.
Lugar: cualquiera de las 8 islas canarias. Aquella que ofrezca más ayuda a la organización. Por comodidad mía sería Gran Canaria, pero también se podría plantear incluir el desplazamiento entre Gran Canaria y Tenerife y realizar sesiones en informales en barco, y regresar en el día. Y podría ser igualmente en Lanzarote, Fuerteventura o cualquiera de las otras, aunque las comunicaciones, siento decirlo, son más difíciles con la Gomera, el Hierro o La Palma y se necesitaría gente de allí, que yo no conozco para organizar algo así.
Objetivos: 
– Situar Canarias en el mapa mental, climático, ecológico, volcánico, marino, gastronómico y cultural de los/as docentes asistentes. Superar el cliché tropical de sol y playa, sin renunciar a disfrutar de ambas tampoco.
– Debatir sobre la educación del siglo XXI y el protagonismo del alumnado en ella.
– Definir estrategias (tecnológicas o no) efectivas que ayuden a mejorar la educación del siglo XXI.
– Estrechar lazos personales entre docentes de distintos lugares y niveles educativos.
Asistentes:
– Al no contar en principio con financiación este encuentro (viajes, alojamiento y comidas) debería ser asumido por los propios asistentes.
– El número de asistentes se ajustará al aforo del espacio o espacios con que se cuente para acogerlos.
Encuentro online:
Para quienes no puedan asistir -y echaremos de menos-, y con idea de ampliar el ámbito a docentes de Iberoamérica, África, o hasta de Helsinki o Washington, intentaremos disponer de los medios posibles online (web, blog o wiki, streaming, videos o fotos online…) y hasta streaming, si es posible.
Financiación y Certificación:
Por el momento no se cuenta ni con financiación ni con certificación alguna para el encuentro, ni relación con ninguna asociación docente canaria que pueda colaborar, ni puedo asegurar disponer de tiempo para pintar y regalar si quiera una acuarela mía a los/as asistentes, pero si se consigue lo haré saber, obviamente.
Comisión organizadora:
Si alguien está interesado/a intentaré (en serio) en los primeros días de julio convocar una reunión organizadora. Espero contar con docentes con ideas y ganas de llevar este proyecto a cabo. Si no es así lo entenderé perfectamente. O casi.
Saludos.

Liquidación por cierre: "La Golondrina"

Cuando se cierra un blog, le vienen al autor pequeñas historias que estaban almacenadas u olvidadas, que nunca publicó, quizás por estar viejas o descoloridas, o fuera de lugar, quizás porque sólo interesaban al autor, que las guardó pensando compartirlas en otro momento, o que las publicó en algún otro lugar menos… serio, o menos importante. 
Por eso ahora yo, como autor de este blog, las pongo en mi escaparate con el letrero «Liquidación por cierre». Esta es una de esas historias:

«La golondrina»

Hace unos días Lola, Lola Prieto publicó unas fotos de su ventana, donde habían anidado unas golondrinas.
Aquellas fotos me recordaron una triste historia de niño: 
Veraneábamos entonces en los Villares, en Jaén, una casa o balneario con piscina. 
Tendría yo unos 7 u 8 años, y, por un eczema en la rodilla, no podía bañarme, mientras mis hermanos entraban y salían del agua como niños que eran. 
Al caer la tarde me entretenía viendo como polillas e insectos daban vueltas alrededor de una farola, mientras las golondrinas a toda velocidad las capturaban. El vuelo vertiginoso y los giros de las golondrinas me tenían asombrado y entretenido. 
Una tarde aparecieron por allí unos niños del pueblo, más mayores. En sus bolsillos, tirachinas. Apuntaban a las golondrinas compitiendo a ver quién era capaz de derribarlas. Mi corazón se encogía viendo pasar las piedras rozando a aquellas aves prodigiosas. 
No recuerdo ahora si fue esa misma tarde o se repitió otras más. Lo que sí sé es que finalmente una golondrina cayó, con su pecho ensangrentado y sus alas yertas. 
 Me acerqué. Nunca había visto una golondrina tan de cerca. Ni tan quieta. 
Entré en la casa llorando, recuerda mi madre aún hoy que no había manera de calmarme, mientras les contaba como podía lo que había visto. Intentaron convencerme de que no habían sido aquellos niños, que había muerto sin más, un accidente quizás, pero yo no lo aceptaba. Yo sabía lo que había pasado.
Pedí a mi madre una caja. Al salir, los otros niños ya se habían ido. Puse la golondrina en aquella caja, esperando que aquel pájaro se moviese de nuevo, que se escapase, pero no fue así. 
Entré de nuevo en la casa con la caja. No recuerdo que pasó después. 
Creo que no volví a mirar aquella farola ese verano.
Aquel día aprendí algo muy triste sobre la crueldad y la muerte.

Published in: on 22 junio 2013 at 5:46 pm  Comments (2)