Del Dibujo, la Plástica y de su aprendizaje

…O de cómo los gigantes se convirtieron en molinos y luego simplemente desaparecieron.
Escribir sobre el dibujo y su aprendizaje es, cuando menos para mí, una paradoja. Si tuviera que hacerlo con un dibujo, haría muchos trazos diferentes y gruesos que con el tiempo y los ciclos educativos se debilitan, se interrumpen, y finalmente desaparecen. Algo más o menos así:
Hablar del dibujo, de la enseñanza del dibujo y de sus problemas y defectos es para mí un poco como si hablase de alguien de mi familia, al mismo tiempo cercano y doloroso. Algo muy personal. Conozco lo que he visto y leído en mi trayectoria de 22 años como profesor. Pero 22 cursos, decenas de aulas y cientos, quizás miles, de alumnos y alumnas no me garantizan saberlo todo. Así que contaré mis opiniones, mi visión personal, que puede ser más o menos acertada, pero es la mía.

Primero, la terminología:
No son para mí las palabras que usemos un punto fundamental, ni quiero entrar en discusiones de otro ámbito, el lingüístico, pero sí creo que el lenguaje que usamos marca lo que hacemos, así que daré mi opinión:
Llámenme anticuado, pero NO me gusta la palabra «plástica». «Artista plástico/a» me parece feo. Lo siento, me parece una palabra artificial, fría, automática. Intento explicarla a mi alumnado y no me resulta fácil. Y debe ser error mío. Será que lo primero que conocí de esta palabra fueron los materiales plásticos y me resulta difícil encajarlo como algo humano, sensible. Además creo que en otras lenguas del mundo ya se usa poco. «Artes plásticas», «Bellas Artes», «Artes y oficios»,… ¡mira que somos cursis y anticuados!!
Me gusta Arte simplemente, Artes visuales, o incluso Dibujo y Pintura, me parecen términos más adecuados en mi opinión, pero aquí el lenguaje es instrumento en manos de unos pocos, poco dados a los cambios, así que habrá que aceptarlo.

Segundo, los currículos:
Para entender la enseñanza del dibujo y la Plástica podemos observar lo que se enseña en los centros educativos:
En Infantil, de 3 a 6 años, de un modo natural, las actividades plásticas se integran con el niño/a (salvo que el maestro/a esté atacado por los nervios, la obsesión por no manchar, no desordenar,… o esté poco formado).
En Primaria, de 6 a 12 años, se imparte, dicen, la educación artistica. La falta de espacios y rincones adecuados y quién, cómo y para que se imparte, de lo que hablaré más adelante, hace que los niños pasen a hacer tareas repetitivas, cuadernillos y otros recursos que no supongan cambio notable respecto a otras materias. A ello se une la reciente, pero sumamente negativa en mi opinión, y cada vez más extendida, opción de impartir “Plástica en inglés”, que recurre a enseñar vocabulario y actividades repetitivas en la hora de Educación Artística, eso sí, en inglés.
En Secundaria, de 12 a 16 años, el amplio currículo inicial, diversificado en materias optativas, aulas específicas y profesorado especialista que marcó la LOGSE, ha ido siendo reducido, movido, fraccionado, optativizado, temporizado, minusvalorado cada curso, según qué comunidad autónoma, qué época, y siempre a la baja. Optativas como Cerámica, Grabado o Diseño por Ordenador se han perdido, teatro, danza o cine, si alguna vez las hubo, desaparecieron hace tiempo de los Institutos ante materias de dudoso contenido artístico. Las aulas de plástica se remodelan o comparten, y no hay tiempos ni espacios. El horario artístico va reduciéndose e interrumpiéndose. Se da en 1º o no, luego en 3º, o no, en 4º es hoy científica, mañana humanística… El resultado para el Dibujo y la Plástica es que no hay manera de saber en cada ciclo, ni cuando se llega al bachillerato, lo que el alumnado ha aprendido de manera discontinua y fraccionada en su itinerario de la ESO. 
En Bachillerato, de 16 a 18 años, la materia se divide en dos ramas igual de obsoletas, el Dibujo Técnico y el Dibujo Artístico, con la adición de alguna otra como Volumen. Los currículos de estas materias, salvo breves referencias al arte contemporáneo o al CAD, no son muy diferentes de lo que se exigiría en el siglo XIX, y están condicionados por unas pruebas de PAU igualmente decimonónicas. En ambos dibujos, técnico y artístico, donde en la vida real ya todo el mundo utiliza las nuevas tecnologías, raramente el alumnado pasará de cuadernos y lápices y tendrá acceso a ellas.
En Adultos, de 18 años en adelante, la plástica, al menos en Canarias, se suprime en Secundaria («¿Quién la necesita?«, dirán) y sin embargo, en Bachillerato el Dibujo Técnico, Artístico y Volumen son los mismos. («Habrán de ponerse al día -o no-«, pensarán).
Que en un siglo donde lo visual tiene tanta importancia tengamos estos currículos dice mucho de nuestras obsoletas administraciones educativas y políticas, y de nosotros como docentes. Eso sí, los cambios al currículum siempre se hacen lejos del alumnado, del profesorado y hasta de la época en que vivimos, mirando hacia atrás y recortando tiempos, espacios y profesorado.
Tercero, los espacios, materiales y tiempos escolares:
Los grandes olvidados. No oirán hablar de ellos. Y sin embargo, si alguien se dedica a un trabajo visual o plástico necesita de los tres. 
Mucho tiempo he perdido explicándolo a otros compañeros/as. Pidiendo aulas específicas, lavabos, papeles, arcilla, tiempo para realizarlos. Alguna vez he conseguido ese lavabo, agrupar dos horas seguidas, dinero para materiales, espacio para exponer trabajos, alguna hora de ordenadores, para perder todo, o parte, el curso siguiente por una nueva circular, un nuevo horario, o nueva distribución de cursos y aulas. Aulas sin luz, pequeñas, sin espacio para almacenar o elaborar, pasillos oscuros donde nada se ve, son comunes en muchos centros escolares. Simplemente no las vemos. O no queremos verlas.
Hacer entender que áreas y actividades diferentes requieren espacios diferentes resulta muy difícil en una enseñanza estandarizada e industrial donde lo único que se calcula es el número de alumnos y se da aulas iguales para todo el mundo. El estrecho espacio de un pupitre horizontal no es suficiente para crear algo nuevo. De ahí a ponerse a colorear fotocopias o cuadernos “de plástica” sólo hay un paso muy fácil de dar, pero muy triste y aburrido.
Que nos veamos obligados a impartir las materias artísticas en lugares idénticos a otras materias, iguala nuestro contenido a teorías artísticas y ejercicios de repetición, y no de creación.

Cuarto, el profesorado de Plástica
A qué negarlo, posiblemente el profesorado de Plástica y Dibujo, visto así en su conjunto, somos de lo peor que hay, y una de las causas de esta situación. Somos parte del problema, y parte de la solución. Y no, no es ironía, y lo voy a intentar explicar:
Yo veo dos razones, la primera, la premisa tan extendida entre la administración educativa, directivas y resto de docentes de que “la plástica la enseña cualquiera”. La segunda es que no existe un “profesorado de plástica” como tal. El profesorado que hoy imparte Plástica procede de tres, e incluso cuatro, caminos y formaciones muy diferentes:
1 – Profesorado que impartía Dibujo en Bachillerato. Procedente en su mayoría de las Escuelas de Bellas Artes, su formación está orientada a las áreas artísticas y al dibujo y escultura y actividades “académicas”.
2 – Profesorado, como yo, que impartía Dibujo en Formación Profesional. Su formación es principalmente técnica y está orientada al dibujo técnico y las representaciones industrial y arquitectónica.
3 – Maestros/as sin formación específica en Plástica. No existe en las Escuelas de Magisterio especialidad de Educación Artística, allí se les prepara en esta materia como algo complementario y con un tiempo cada vez más escaso. Se habla de en el futuro establecer en las Escuelas de Magisterio una especialización de un año o Mención en Educación Artística. Pero eso, que supone una mejora, no garantiza al menos próximamente un cambio. A ello se suma la nefasta maniobra de la “Plástica en Inglés”, que está desplazando a maestros/as cualificados/as e interesados/as en impartir la Educación Artística por otros/as cuyo principal mérito es ese, saber inglés, y a eso orienta su enseñanza. Añado también otro caso, y éste relativo a la ESO: pese a que la Logse especificaba un periodo transitorio hasta el año 2000 para que la Plástica fuese impartida por especialistas, este plazo se ha imcumplido, y maestros y maestras, caso de haber horas disponibles en un IES, pueden impartir Plástica en primer ciclo de la ESO, sean de la especialidad que sean.
4 – Finalmente, añadiré el profesorado de todo tipo no incluido en las anteriores, a quienes por necesidades del centro, horario disponible u otras circunstancias, se le asigna impartir la Plástica en cualquiera de los niveles educativos.
Si a todo lo anterior sumamos otros factores, como el acentuado individualismo del profesorado de Dibujo, desarrollado desde su formación artística o técnica, e incentivado por los procesos de selección y promoción, que no facilita los acuerdos o la colaboración. También la soledad y aislamiento: la pérdida de horas ha llevado a que normalmente haya un único/a profesor/a por centro, con un gran número de alumnos/as, con muy poco tiempo disponible y nadie con quien coordinarse. Por poner un ejemplo, las únicas reuniones a las que he asistido últimamente son para el informarnos sobre el vetusto examen de la PAU.
Que el profesorado sea ser tan variado en su formación, acceso, conocimientos y disposición influye mucho en los resultados obtenidos y en la coordinación de la materia .

Quinto, la trampa de las TIC
Escribiendo en un blog, con mi interés creo que evidente por las TIC, puede que resulte paradójico y hasta un pelín nostálgico que muestre mis reticencias a su uso. Intentaré explicarme:
Las TIC son un arma pedagógica imprescindible. Desde que terminé mis estudios, y de eso hace ya años, viví el comienzo de su aplicación a la arquitectura, a las artes y al diseño gráfico. Ningún dibujante puede prescindir de ellas hoy día. Sin embargo, es muy normal que en los centros no dispongamos de ordenadores o de tiempos para usarlos en las clases de plástica. Otras materias harán valer la importancia de “sus” horas y “sus” suspensos. A pesar de ello, raramente encontrarán un/a docente de Plástica que no maneje no sólo las TIC, sino todo tipo de medios audiovisuales.
Así que, por si queda alguna duda por lo que escriba después, yo, usuario de ordenadores desde hace más de 30 años, soy muy favorable al uso y experimentación de las TIC en plástica. Las TIC han de intervenir e intervendrán en la enseñanza del Dibujo y la Plástica. Es imposible plantearse hoy ningún arte visual sin la intervención de las TIC. Pero eso no significa que sustituyamos, y sobre todo en edades tempranas, el manejo, manipulación y creación manual de objetos, colores y texturas por su sustituto informático. Ambos aprendizajes han de complementarse, no sustituirse.
Por eso asisto últimamente, entre perplejo, asombrado y asustado, al recurso de usar las TIC como un medio sustitutivo de esos materiales tradicionales: puesto que un programa obtiene un resultado similar a un dibujo, llamémosle dibujar, puesto que una pantalla puede ser coloreada, llamémosle pintar, puesto que podemos encontrar, copiar e incluir cualquier imagen, llamémosle crear. Sustituir el proceso de creación por un proceso de juego más o menos controlado con herramientas circunscritas a una pantalla, supervisado por un docente genérico, nada interesado en crear o expresar empobrece la educación artística, no la fortalece. No compartir los resultados creativos del alumnado o dejar que simplemente desaparezcan en cada clase, también.
Si el uso de las TIC en Plástica no es el adecuado a la edad y desarrollo cognitivo del alumnado, si no se orienta a los objetivos de análisis, procesado y expresión personal con imágenes, si no se complementa, por historia, motricidad y aprendizaje con otros procedimientos y técnicas artísticas según la edad, si no obedece a un desarrollo progresivo y continuo, si no busca un fin creativo o visual, su resultado será similar a los cuadernillos actuales: repetir procesos o juegos según el margen que nos den, pero no será crear y menos aún educar artísticamente.

Resumen: mirando al futuro
No hay que ser adivino para ver hacia dónde debe ir la enseñanza de las artes visuales, del Dibujo y la Plástica, basta ver lo que se crea actualmente, y compararlo con lo que se enseña actualmente. Evidentemente la autoformación y la formación externa intentan salvar el desfase que la educación reglada no consigue salvar, y el empobrecimiento cultural y artístico es evidente. Convertir al alumnado en consumidor y no en creador, en receptor pasivo, y no en emisor de mensajes, en ignorante y sin espíritu crítico es para mí un error educativo grave y socialmente pernicioso.
La infancia es para mí el periodo clave. Lo que sucede entre los 0 y los 12 años marca las capacidades humanas. Niños y niñas crean de manera natural, tienen interés, basta darle los espacios, tiempos y materiales necesarios. La creatividad y el manejo de imágenes son fundamentales en el desarrollo de los pensamientos. “Si no puedo dibujarlo, es que no lo entiendo”, decía Einstein. Y sin embargo, no le damos importancia. Los niños, y sus maestros/as abandonan la creación y la imaginación demasiado pronto. Y luego es muy difícil recuperarla. 
El fin de aprender a dibujar no es desarrollar una habilidad, sino adquirir y desarrollar un lenguaje de análisis y expresión, no en vano la imaginación es la imagen procesada, recordada y expresada. Y todos los factores mencionados, currículos, espacios y tiempos, profesorado y TIC deben ir orientados a conseguirlo, y no de una manera entrecortada, sino a lo largo de todos los niveles de formación.
Pensé en titular este post “El dibujo y la plástica se mueren…” Y he expuesto mis razones. Aún hay esperanzas, pero muchas cosas han de cambiar. Repito: currículos, espacios, tiempos, formación y selección de profesorado, TIC… y no sé si seremos capaces. Muchas ideas quedaban en la primera imagen de este post a medio camino, en ese dibujo interrumpido: Arte, pero también, edificios, inventos, proyectos, diagramas, análisis, retratos, investigaciones. Todo puede ser dibujado para ser entendido mejor. Si sabemos hacerlo. Si alguien nos lo enseña:
Esta es mi visión. Y mi opinión. Pero me gustaría conocer otras.

Epílogo:

Dibujo que menciono en los comentarios. Ahí digo:

Las técnicas artísticas para mí son como las comidas en relación a las edades de la vida y a las estaciones del año: no comemos siempre lo mismo, ni nos gustan las mismas cosas, pero es necesario probarlo todo para saberlo y variar las dietas.


"Terminators" y "Titanics" educativos

«… Si estais leyendo esto, sois la Resistencia»
«Llevamos mucho tiempo luchando, y todos hemos perdido mucho, a tantos seres queridos. Pero no estáis solos. Hay reductos de la resistencia por todo el planeta. Estamos al límite. »
«Se avecina una tormenta en el horizonte. Una epoca de penurias y dolor. 
Se ha ganado esta batalla, pero la guerra contra las máquinas se recrudece. …   
No hay mas destino que el que nos forjamos.»
(Terminator Salvation)

Este es un post en construcción. O quizás, tal como van los tiempos en educación y economía, sería mejor llamarlo en destrucción, o en liquidación.

Pero, aún a medio hacer, no quería perder este título cinematográfico y demoledor.

¿Es la educación pública actual un «Titanic» acosado por «terminators», por políticas o economías de hielo?

¿Podemos analizar la situación de la educación según las películas de James Cameron?

Ahí lo dejo. Por ahora.
Luego vuelvo a destruir un poco más.

Actualización 1: ante el cartel de arriba, alguien me ha comentado que falta Gabilondo, ministro de Educación. En realidad está, pero dentro del barco, o fuera cuando se hunda, ya que es el actual capitán de este Titanic de la Educación Pública:

El argumento es sencillo: 
Ante la proliferación de barcos educativos, el gobierno decide construir el Titanic de la Educación Pública, un enorme barco repleto de compartimentos, capaz de contener a miles de personas y llevarlos a puerto sin posibilidad de hundirse.
El problema es que es un barco tan grande que enseguida se llena de departamentos, compartimentos, asignaturas, administraciones,autonomías, educaciones primarias, secundarias, profesionales, universitarias y centros de primera clase, de segunda y hasta de tercera. 
Enseguida se producen tensiones, ya que pasar de una sección a otra, de una autonomía a otra, de un ciclo educativo a otro o de un centro a otro supone pasar unas puertas que no son iguales para todos, por lo que el barco se llena de rejas y candados y de normas diferentes según donde se esté. Por otro lado, las sucesivas reformas son costosas y no todas las secciones pueden afrontarlas.
El pasaje, alumnado y profesorado, importan poco en este barco. Se le asigna un departamento u otro, se controla su número y porcentajes, se llevan de un lugar a otro según esté el panorama educativo.
Y el destino, bueno, el destino nadie sabe muy bien adónde va este barco educativo. Siempre hacia delante, dicen. A veces sigue la senda de otros barcos, otras da vueltas, otras se para ante las protestas del pasaje, a veces vuelve atrás a puertos ya pasados…
Y al frente del Titanic se ponen sucesivos capitanes y capitanas, con distintas o a veces nulas experiencias en manejo de barcos educativos de menor calado. El actual, Gabilondo, ha dirigido barcos más pequeños universitarios y propone un pacto para definir el destino del Titanic de la Educación Pública. Acuden de distintas secciones y autonomías, pero no consiguen ponerse de acuerdo.
Mientras tanto, los hielos de la crisis se aproximan al barco y unos personajes, llamados Terminators se asoman entre ellos. Tienen poder y determinación, y prefieren barcos más pequeños, privados y exclusivos para unos pocos y otros normalitos para el resto del público, con pocos tripulantes y mucho pasaje, y que gaste poco… 
Y mientras, el Titanic de la Educación Pública continua navegando hacia los hielos…
(Continuará…)
Published in: on 16 septiembre 2011 at 12:49 pm  Comments (2)  

Cuaderno de Viaje

Ahí lo ven. Ese es mi pequeño cuaderno de viaje. Dibujos y acuarelas. Momentos vividos y evocados.
Este post bien podría estar en mi otro blog, «Acuarelas y Apuntes», y seguramente lo estará, aunque de otra manera, pero está aquí en Discentia porque este cuaderno de viaje es para mí también de aprendizaje.
Me escribía hace un rato Lourdes Barroso, tras ver este cuaderno, «…Los artistas percibís el mundo de otra manera y vuestra obra nos permite al resto disfrutarlo…»

«…si llego a serlo… te diría que lo percibimos parecido, pero nos paramos, miramos e intentamos capturar esa visión.» le respondí.
Percibir, aprender, expresar. 
Dibujar, pintar, es eso para mí: repetir ese aprendizaje infantil de mirar, tocar, coger y lanzar.
Hoy en día viajamos con la cámara, con el móvil. Es nuestro ojo. Volvemos de viaje con cientos de fotografías, pero apenas nos hemos parado, apenas hemos tocado o cogido, apenas podemos lanzar más que alguna frase hecha y cientos de imágenes planas.
Este verano he aprendido. Me he parado, con mi libreta. He mirado. He pasado minutos mirando, decidiendo qué quiero agarrar, con qué color pintarlo, equivocándome, acertando, divirtiéndome, lanzando mis dibujos, compartiéndolos, viviendo.
Aprendiendo.

No somos nadie

“Fue durante el reinado de Jorge III que los personajes mencionados vivieron y altercaron. Buenos o malos, hermosos o feos, ricos o pobres, todos son ahora iguales”. (Barry Lyndon, final).
«No somos nadie», para quien no la conozca, es una frase que nos acompaña en sepelios y funerales.
Pero no se asusten, no quiero hablar aquí, como hice ya hace unos años, de una «pedagogía de la muerte».
En realidad, el título original iba a ser «No soy nadie», pero, aparte de ciertamente depresivo y personal, ver la escena y texto final de la película «Barry Lyndon» y leer lo que está ocurriendo en estos días (en educación, en economía, en política, en Madrid, en Islandia…) me hicieron plantearme que quizás esto que les contaré, o algo parecido, no me pase solamente a mí.
Soy profesor hace 22 años. Antes estudié y trabajé desde los 21 años como aparejador en empresas, administración, ayuntamientos,… Un día, con 28 años, en una de esas crisis cíclicas de la construcción, decidí prepararme unas oposiciones de profesor de dibujo. Buscaba estabilidad, sueldo fijo, vacaciones,… Las aprobé. Ese mismo año, 1989, empecé a dar clase. Alumnado de FP, diverso, con poca base,…
Pero no quiero aburrirles: 22 años de trabajo, distintos centros, cambios de leyes, cursos, proyectos de centro, algún cargo directivo, … pero resulta que… (¿Recuerdan el «Concurso nacional de tarados»?)
Pues eso: No soy nadie.
Pese a tantos cursos, papeles, certificados,… yo no soy… nadie.
O quizás sea yo más nadie que otras personas, porque todos esos papeles, cursos, cargos, proyectos, cuentan, pero sólo hasta un máximo, de tal manera que llega un momento en que el mensaje que recibes es que ya no te interesa hacer más. Y para quien no lo conozca, hablo de destinos educativos, de puestos de trabajo, de centros donde dar clase.
Porque luego resulta que las condiciones de trabajo serán muy diferentes según el centro, que las plazas vacantes ofertadas y los baremos cambiarán según las convocatorias, y por ejemplo, un título en inglés o un cargo de confianza puntuará más que años de trabajo. Y leerás tu puntuación, y viendo tus papeles dirás: No soy nadie.
Porque, si malo es el proceso de oposiciones para acceder, peor aún, es mi opinión, es la asignación de destinos.
Porque ese «no sois nadie», repetido desde altas instancias educativas y políticas en estos días, no es más que el reflejo de ese maltrato periódico a que nos sometemos los docentes desde hace años: diferencias de centro, diferencias de juicio, diferencias de trato.
Me quejo. Y no me quejo. Porque aún podría hablar de la Plástica y el Dibujo en centros, horarios y currículos.
Pero esa es otra historia.
No somos nadie.
Y si me permiten la última transgresión, ese no somos nadie, esa doble negación, no hace más que afirmar que sí, que somos alguien, y que quizás sea tiempo ya de comenzar el siglo de los «don Nadie», juzgando a algunos/as «don Alguien».
Como en Islandia. Hoy mismo.
Epílogo:
Hace años, en una gran crisis, Frank Capra hizo algunas películas. En una de ellas, John Doe (aquí lo llamaron Juan Nadie) nos representaba. (¿Dónde estarán nuestros directores/as de cine ahora? ¿haciendo películas sobre Juan Nadies? me temo que no…)
Les dejo dos fragmentos:


Published in: on 5 septiembre 2011 at 6:12 pm  Comments (1)